Gracias por poder tropezar dos veces con la misma piedra,
al final aprendí que la vida es un suspiro.
Gracias por tu mano; con ella aprendí que podemos andar
juntos y no uno delante de otro.
Gracias por las lágrimas compartidas y las risas encontradas.
Gracias por revelar los abrazos del corazón y por
enseñar la grandeza de la palabra amigo.
Gracias por seguir aquí y darme la oportunidad de seguir contigo.
Gracias a la vida por cruzar nuestros caminos,
nosotros lo convertimos en un cruce infinito.
Como decían siempre las abuelas: “es de bien nacido ser agradecido…” …me gustaron mucho tus palabras de hoy.
Un beso.