Contempla el sobre que ha recogido del buzón. No lleva remite. Lo abre expectante y empieza a leer aquellas palabras escritas con mano temblorosa:
Hola Paula
Te casaste con Javier, el amor de tu vida. No tener hijos cubrió tus ojos de pena. Pero él te puso el mundo a los pies, intentando apartar ese velo de tristeza, hasta en su último suspiro.
Ahora estoy yo para recordarte que eres fuerte, luchadora y que hay mucha gente que te quiere.
Mete esta carta en un sobre y escribe la misma dirección que lleva este. Volverás a recibir esta carta recordándote quién eres. Tu memoria se diluye como azúcar en el café.
Con cariño, tu yo de ayer.
Y el buzón amigo que apoye hasta no verle, despertar siendo una extraña como si no quisiese ser la misma siempre, una líneas con su nombre, una pequeña historia cada día que te diga quién eres y que te recuerde enviar la carta, tu nombre, la dirección y la vida que te ha amado siempre.
Triste realidad, hermosas líneas llenas de sensibilidad Leo.
Una triste realidad que le puede tocar a cualquiera.
Gracias por tus palabras. Un saludo.
Triste realidad que a veces no nos gusta ver aunque nos caiga encima
Excelente Leonor. Felicitaciones
Gracias. Un saludo