A veces por desidia dejas correr los meses, años… Cuando te das cuenta ha pasado más tiempo del que pensabas. Alarmada piensas en todo lo que has perdido.
La cabeza te dice que tal vez no es buena idea, pero el corazón salta de alegría. Te preguntas cómo serán ahora aquellas amigas con las que compartiste tus años más divertidos. Y haces esa llamada, poniendo fin a la distancia.
Piensas mil veces en el reencuentro. Qué decir, cómo actuar… Llega el momento. Os miráis a los ojos y descubres que esa amistad sigue intacta. Y como si el tiempo no hubiera transcurrido todas reís con la complicidad de los dieciséis años. Recordando aquellos años con cariño, sin tristeza porque se fueron. Aceptando los cambios y evoluciones de cada una sin juzgar, con tolerancia. Sin ganas de volver a separarse. Porque el tiempo perdido no se recupera pero sí que se puede aprovechar el que nos queda.
Maravilla de tus letras querida escritora
Gracias Toño 🙂