A través del pequeño espejo solo puede ver reflejados unos ojos llenos de maldad. No son los ojos puros, brillantes y transparentes que esperaba ver… no los reconoce. Mueve el espejo; una mueca en forma de sonrisa le pone la piel de gallina. Dónde está esa sonrisa que hace iluminar el día más nublado, la que da confianza, esa dulce sonrisa… Desvía la mirada al frente maldiciendo.
Por un segundo piensa en la persona que ha visto reflejada en el diminuto espejo. Ella que siempre cede el paso, que tiene una palabra amable…
Por fin se ponen en marcha. Llevaba parada en el atasco cinco minutos y se había transformado en alguien a quien odiaba.
Cada sensación influenciada por el sentir en medio del tráfico citadino suele mostrar lo más oscuro de las personas.
Aparece nuestro lado oscuro. Lo que queremos mantener oculto. Gracias Toño por tu comentario.
Sin duda hay situaciones que nos cambian la mirada y el temperamento y una ella es estar en un gran atasco muy bonito y muchas gracias por tu visita. Abrazos y un genial día
Gracias a ti 🙂