Estaba absorta en mis pensamientos cuando la sensación de que me observaban me sacó de mi ensimismamiento. Giré la cabeza y ahí estabas, apoyado en la mesa, mirándome. Por un segundo mis ojos te recorrieron, analizando la situación. Tú no te inmutaste, seguías intentando atraparme con tu desbordante carisma.
Quise levantarme y huir, pero mi estómago me gritaba que no lo hiciera. No era la primera vez que estaba en esta situación. En las últimas semanas me había pasado muy a menudo.
Te miro de reojo y veo que me sonríes. Me levanto y con paso dubitativo me dirijo hacia ti. Me llega tu olor, la boca se me hace agua. Te miro y sin pensarlo te cojo, prometiéndome no comprar más bombones.
Me has atrapado Leonor, casi puedo ver la escena tan sólo de cerrar los ojos